Agradecimiento especialísimo a @genrus quien,
con mucha generosidad, diseñó y
nos brindó la imagen que acompaña al texto.
¡Gracias, querido amigo!
Por Silvina Godoy
Y ya no
estoy triste, casi nunca estoy triste...
Todavía escribo como si me leyeras.
Palabras tímidas y elegidas para no intimidarte, para no estar más desnuda que
nunca ante tus ojos.
Como si importara.
Todavía escribo como si esta fuera una de esas historias maravillosamente
mágicas. De esas que en una décima de segundo tienen un giro inesperado que
desemboca en un final feliz: el mismo abrazo.
Guardo apariencias y desbordes en cantidades iguales dentro de esos mismos
casilleros donde tal vez ya sea hora de
guardar las esperanzas de verte, las ganas de tocarte.
Mientras tanto hasta la más mínima molécula de vos me revive. No importa qué
significado encierre. Mientras tanto
todavía te sueño en las situaciones más diversas y anti románticas del mundo. Y
amanezco con tu perfume y tu voz acariciándome, aunque ya no te lo cuente.
Cada vez son más las partes que callo y quizás lo sepas. Como quizás intuyas que todavía te espera cada centímetro de mí a riesgo
propio, sin tristezas ni prisas. Con esa calma dulce que antecede a los
grandes encuentros. O a las desilusiones.
No hace falta aclarar que no se trata de amor, si ya lo sabemos, si ambos lo tenemos.
Es otra cosa que no tiene nombre y no faltará aguafiestas que diga que no
existe. Pero existe y, aunque desprolijamente, nos une.
Cuántos rótulos nuevos te irá poniendo la vida en mi álbum de fotos.
Cuántas imágenes seguirán pasando de lejos y a la vez tan cerca.
Cuántas veces más me apoyaré en tu invisible mano para sobrellevar un mal
trance.
Cuánto tiempo pasará hasta que deje de extrañar tus besos, si acaso alguna vez
suceda.
No lo sé.
Mientras tanto todavía escribo como si me leyeras.
Como si.
Todavía.

Muy lindo. Muy.
ResponderEliminar@Desde_Toronto
Y uno escribe como si nos leyeran, y uno lee a otros como si lo supieran.
ResponderEliminar@eliana_77ve