por @Evaysol
Los cinco minutos más difíciles del día tienen tu nombre.
Te pienso entre sueño y vigilia, todavía adormecida en esta cama- refugio que antes sabía tener tu mitad. Como yo.
Durante cinco minutos se proyecta en mi mente la película del “por qué no pudimos”, el cortometraje del adiós, la saga del desencuentro.
Y mi cabeza se llena de los sinsabores y el fracaso. Ese de los dos.
Pero vienen tu sonrisa y tu abrazo, los innumerables motivos que te hacían único y compañero, mi segunda piel, la complicidad, el dueño de mi deseo.
Todavía dolés hasta los huesos por esos cinco minutos eternos. Después voy tapando de lógica tu ausencia, de canciones nuevas que jamás escuchamos. Tu silencio.
Cinco minutos que arden de una forma que sólo puede describir el que probó después de la miel la amargura de la derrota.
Cinco minutos que quiebran las ganas, apagan las luces, enfrían el cuerpo.
Cinco minutos como cuchillos clavados a traición.
Como flores que se marchitan a destiempo.
Como promesa deshecha.
Como aguacero finito de invierno.
Como cuando se te escapa de la mano un sueño.
Como cualquier noche sin luna.
Como yo sin vos.

Tremendo.
ResponderEliminarSi digo más probablemente arruine la atmósfera. Se le calca tanto a mi vida que me resulta tremendo.
Saludos.
TT @chavalonsoto
"Después voy tapando de lógica tu ausencia, de canciones nuevas que jamás escuchamos. Tu silencio." Increíble, hermoso todo. Como siempre...
ResponderEliminar@Loco_Incurable
Hola Eva,
ResponderEliminarPiazzolla escribiò su tremenda composición denominada "Tres minutos con la realidad", en unos pocos minutos. No exactamente tres, segùn los biògrafos, fue un rato, diez o quince minutos tal vez. Todo, mientras sonaba algùna Danza Húngara de Bartôk por la radio. Imaginò toda la realidad tangible en tres minutos, pero necesitò, al menos quince de esos minutos para plasmarla en papel. Porque tal vez, el tiempo no sea tirano, sino que el tirano es el recuerdo, la percepciòn de lo no hecho, la represiòn de lo que se ha echado. Dice Jara de Amanda y de Manuel, que la vida es eterna en cinco minutos, te recuerdo Amanda, dice èl. La sonrisa ancha, la lluvia en el pelo, no importaba nada ibas a encontrarte con èl. Te recuerdo Amanda, la calle mojada. Los cinco minutos de realidad, son la vida que necesitamos para escribir la mùsica que queremos recordar toda la vida. Bello texto, Eva. Cinco minutos con la eternidad.
Salut,
Arrabal.