viernes, 3 de enero de 2014

Me gusta todo lo tuyo





Cuán delicada y sutil es la línea que divide un secreto de una confesión; un suspiro de un gemido, una insinuación de un desliz, tu piel de la mía, tu aliento de mi cuello y tus palabras de mis silencios. Lo nuestro, por prohibido, no tiene arreglo. Somos cualquier rincón a media luz a la espera de ser habitado por nuestros cuerpos. Pero si soy completamente honesta: yo vuelo con alas prestadas, sé muy poco de tu piel y aún no te conozco las ganas.

Sin embargo tú has visto los bordes de mis caderas, el color de mis senos, la humedad de mis labios, el brillo de mis ojos y hasta conoces ese sonido, sí ese que hago cuando estoy por explotar, mientras se me escapa tu nombre enredado en mi palpitar.

Pero es que yo no tengo salvación, adorado mío. Me gusta todo lo tuyo hasta lo que aún no me enseñas. Entonces yo te imagino amoldado a mi piel, tus dedos entrelazados con los míos. También tengo fantasías con tus palabras. Quizá sea porque adoro tu voz. Te sueño hablándome sucio, manchado de pasión; te siento dejándome huellas, marcándome las entrañas.

Voy por la vida con los ojos tapados y pájaros anidados en mi cabeza desde el día en el que dejé que me sucedieras.


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