por @Evaysol
Los cinco minutos más difíciles del día tienen tu nombre.
Te pienso entre sueño y vigilia, todavía adormecida en esta cama- refugio que antes sabía tener tu mitad. Como yo.
Durante cinco minutos se proyecta en mi mente la película del “por qué no pudimos”, el cortometraje del adiós, la saga del desencuentro.
Y mi cabeza se llena de los sinsabores y el fracaso. Ese de los dos.
Pero vienen tu sonrisa y tu abrazo, los innumerables motivos que te hacían único y compañero, mi segunda piel, la complicidad, el dueño de mi deseo.
Todavía dolés hasta los huesos por esos cinco minutos eternos. Después voy tapando de lógica tu ausencia, de canciones nuevas que jamás escuchamos. Tu silencio.
Cinco minutos que arden de una forma que sólo puede describir el que probó después de la miel la amargura de la derrota.
Cinco minutos que quiebran las ganas, apagan las luces, enfrían el cuerpo.
Cinco minutos como cuchillos clavados a traición.
Como flores que se marchitan a destiempo.
Como promesa deshecha.
Como aguacero finito de invierno.
Como cuando se te escapa de la mano un sueño.
Como cualquier noche sin luna.
Como yo sin vos.